Ángel: ¡Estoy harto! Tu gato ya se ha comido dos peces míos.
Eugenia: ¿Y qué me dices de tu perro? Está todo el día haciendo pis en mis plantas y mordiendo las hojas y las flores.
Ángel: Mi perro está deprimido. Tu loro es un pájaro sin sentimientos, no para de hablarle a mi perro; siempre le cuenta malas noticias; por eso, se comporta así.
Eugenia: No, no es eso. Tu perro es muy sucio, igual que tú. Fíjate en tu habitación: hay cientos de arañas en las cortinas.
Ángel: Bueno, no te pases.
Eugenia: Perdona, pero te comportas como un cerdo. Dejas la comida fuera del frigorífico y después toda la cocina se llena de moscas.
Ángel: ¿Sabes qué? Me voy a comprar un par de peces pero peces venenosos. Así que dile a tu gato que ¡cuidado!